La “verdadera” transformación
RAÚL NATHÁN PÉREZ
“Lo que ansío ya lo tengo; la abundancia me ha hecho indigente”
Ovidio, Metamorfosis, Libro III, p. 106
1).- Mutación radical
Si hay un estado en donde la transformación ha llegado, es Oaxaca. En 4 meses el gobierno de la Primavera Oaxaqueña cumplirá su primera mitad. Y el cambio se advierte, sobre todo en el equipo del gobernador Salomón Jara. Algunos dejaron las moto-taxi, los puestos de tacos, el arado y la yunta, para mutar gente de ciudad. Se ganaron al cargo pintando paredes, colgando propaganda o con la matraca lista. Los más afortunados aportando lana, así fuera ilícita. Del huachicol o de otras fuentes oscuras. No faltan pues los exhibicionistas y babas de perico que se desplazan por doquier con aparatosas escoltas y camionetas blindadas. No se diga en el IEEPO. El ejemplo del titular Emilio Montero y el “Cártel del Totopo” es icónico. Hasta sus “halcones” se asumen una especie de “El Chapo”, perseguido por “El Mayo”.
Si se respeta la sobada equidad de género, el espejismo del físico ha impactado en el sector femenino –aunque también en hombres-. La transformación se ve a leguas. A quienes les ha ido de maravilla es a los cirujanos plásticos, pues quienes han probado el bisturí no se quieren bajar del carrito de la belleza. Insisten en seguir trepadas. Las buchonas han forjado un hito primaveral. Las tuneadas y resanadas con el bótox, igual. Atrás quedaron las chanclas “pie de gallo” o los “Flexi” por zapatillas o tenis de marca. La paradoja son las liposucciones ocultas bajo el amplio espectro del huipil –sobre todo retocado por algún diseñador de moda- sello indiscutible del mito indígena.
2).- Puro modelito de “Pior”
La ropa de marca también es una constante. Camisas, zapatos, billeteras, cinturones, relojes y hasta gorras en caballeros; vestidos con motivos istmeños o huipiles estilizados y bolsas de marca en las funcionarias. Atrás quedaron los resabios de la pobreza. Son contados los que visten ropa de tianguis o de paca, que ya se las envidiarían los que levantaron en el operativo “Pescador”. La mayoría se olvidó de los “tacos de perro” del Mercado de Abasto, del totopo y queso seco istmeño; de las memelitas o empanadas de amarillo de “La Güerita” del Carmen Alto. De los pozoles de los michoacanos o los tacos dorados de “Los Agachados”. Hoy, sólo “hors d´oeuvres”, “cortes”, salmón o “comida de autor”, en comederos políticos con estrella “Michelin”. Y obvio, un vinito tinto. Cabernet Sauvignon, s´il vous plâit. Cualquier macuarro se asume exquisito.
Es decir, en menos de tres años transitaron de la indigencia a la opulencia. Se olvidan que, “quienes viven cerca o en las cortes palaciegas son, según le plazca al rey, dichosos o, de golpe, dignos de lástima”. Eso escribió Polibio en La Historia de Roma, hace más de dos mil años. Y no se diga la proclividad a los carros llamados de “alta gama”, para ocultar el ego o la mediocridad. Séneca dijo: “No critiquemos a quienes se ubican en lo alto: lo que parecía cumbre, también es despeñadero”. (Sobre el ocio, 11.6. p. 230). En este entorno, no pueden faltar los viajes. Las fotos en París, Nueva York, Madrid, Barcelona y otros, son una delicia en el Face. Incluso de modestos jefes de departamento de oficinas donde fluye el embute y el efectivo, también emporios del nepotismo.
3).- Los nuevos potentados
Y hay que ver en las declaraciones de situación patrimonial –que la titular de la Secretaría de Honestidad, Elsa Leticia Reyes López, debe tener en alguna caja de seguridad, por aquello de que hay que reservar la información “por seguridad nacional”- cómo ha progresado la nueva casta política en propiedades. En sus pueblos, unos ya presumen ranchitos o terrenitos; otros, departamentos hasta en el extranjero. Y no se diga los adláteres, es decir, los factureros, operadores de la obra pública y de los SSO que, hoy más que nunca, están en su mejor momento.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL.
— En 2023 le dieron piso al llamado “Comité de Autenticidad”, que servía para un carajo, pero el remedio resultó peor que la enfermedad. Ahora es una maraña de intereses personales, traumas y debilidades los que están detrás del mito comunitario e indígena para validar a las delegaciones. Este año se presenta Santa Cruz Xoxocotlán, con el “Jarabe xoxeño”. Un creativo periodista ya hasta le puso letra.
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